RAFTIN

Entre los deportes de aventura uno de los más populares actualmente es el rafting. Esta actividad, que se desarrolla en los ríos de aguas bravas ofrece todas las emociones de una gran aventura.

El rafting es el descenso de un grupo de personas, a bordo de un bote neumático, sin motor, por un río de montaña. La embarcación es arrastrada por la corriente mientras los tripulantes la dirigen mediante los remos.
El raft o bote neumático tiene unas medidas de 5 x 2 metros y una capacidad de entre cuatro a diez personas. Los tripulantes van provistos de un remo corto de una sola pala, con el que, siguiendo las instrucciones del monitor o trainer, dirigirán la embarcación sorteando los obstáculos que el río presenta.
Existen dos tipos de botes para la práctica del rafting que se diferencian en el sistema empleado para dirigirlos corriente abajo. El más conocido en Europa es el raft a pala, en el que la embarcación se dirige desde atrás por el monitor, con un remo más largo que utiliza como timón y la fuerza de los remeros que siguen sus órdenes. El otro tipo es el raft de remo central, que cuenta con dos grandes remos colocados sobre una plataforma y que cuentan con un punto de apoyo en la embarcación. El monitor maneja estos remos, dirigiendo la embarcación.

El éxito de este deporte reside en que no es necesario unos profundos conocimientos técnicos o una preparación física excepcional, sino que es apto para casi todo el mundo ya que la labor más difícil recae en el monitor, presente siempre en todo descenso, que es quien se encarga de llevar el raft, por las zonas apropiadas, mientras que los demás navegantes solo deben seguir unas instrucciones simples, para facilitar su labor. Las emociones son de primera.

Para practicar el rafting es necesario el uso de chaleco salvavidas, casco y utilizar un traje isotérmico, que nos proteja de las bajas temperaturas del agua y el aire. Los lugares más apropiados son los ríos de montaña, con abundante agua procedente del deshielo y fuertes desniveles.

Aunque es aconsejable saber nadar, ni siquiera este requisito es imprescindible para practicar este deporte, aunque, nunca es tarde para aprender. A pesar de que estemos en una forma física lamentable y dediquemos todas nuestras energías al duro trabajo, el rafting es la excusa perfecta para olvidarse de todas las tensiones, y el estrés cotidiano y lanzarse a una aventura intensa que nos recargará de energías para continuar con nuestra particular lucha por la supervivencia.

Orígenes del rafting
La palabra rafting, proviene del termino en inglés raft, que significa balsa. Los pioneros de esta actividad comenzaron su andadura en Estados Unidos, en el río Colorado, con motivaciones que mezclaban el espíritu de aventura con el interés turístico.

Al principio, a mediados de siglo, cuando nació este deporte, no se utilizaban los botes actuales, sino embarcaciones similares a piraguas. Sin embargo las características de los ríos, aislamiento, gran caudal, fuertes desniveles, obligaron a buscar otro tipo de embarcación que permitiese descensos más prolongados y seguros.
Con el fin de que el equipo humano y personal de cada aventurero fuese mayor y conseguir así más autonomía, era preciso que la embarcación cumpliese una serie de requisitos. Para conseguirlo y como es lógico en todo inicio, se probaron distintos materiales, en busca de una embarcación que otorgase mayor estabilidad y una mejor maniobrabilidad.
 
Las pruebas más afortunadas se realizaron con botes neumáticos del ejército. Fue en 1938 cuando se realiza el primer descenso del río Colorado en un bote neumático.  Las emociones que ofrece el descenso, el paisaje por el que discurre la prueba y la evolución de las técnicas y los materiales, convirtieron a este deporte en lo que es hoy en día, una inmejorable atracción turística que combina el riesgo, la aventura y la belleza de la naturaleza, con la necesidad de trabajar en equipo
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